sábado, 8 de octubre de 2011

VISITA ESTACIÓN DELICIAS DE ZARAGOZA





El pasado 10 de Julio de 2011, un grupo de personas de distintas procedencias, visitamos la Estación Delicias de Zaragoza.

La visita la organizaba un amigo común de los asistentes a la reunión, su nombre es Alfonso Marco Pérez y alguno se preguntará ¿Y quién es Alfonso? Pues bien, es un mozo, como decimos aquí en Zaragoza, que aparte de muy buena persona, es un jugador de balonmano, un experto balcanólogo y un investigador estudioso incansable de todo lo que se refiere al mundo del ferrocarril.

Mi relación con él surgió a través del balonmano y además de compartir los partidos de Ligres-Caimanes y de seguir a nuestros chicos del Caja 3, hemos compartido cenas, comidas, viajes en los que hemos disfrutado muchísimo, y esta visita a nuestra estación, que es de lo que trata este relato.

 


Nuestra tourneé empezó en los andenes, que para el que no lo sepa, el suelo es de piedra de Calatorao y los vestíbulos están hechos de cuarzita del Mediterráneo; yo todo esto no lo sabía, pero mi amigo Alfonso sí, y allí nos lo explicó para deleite de los niños y no tan niños, que nos acompañaron en esta excursión.

Una vez que estás situado en este espacio tan grandioso, relajado, sin prisas por llegar a coger tu tren, te das cuenta de lo impresionante que es este edificio.    Tiene un espacio interior de más de seiscientos metros de largo por ciento ochenta de ancho, dividido en tres vestíbulos que organizan la circulación de los viajeros.    Aunque mucha gente ha calificado a esta estación de “fría”, yo pienso que es muy bonita, amplia y acorde con los tiempos modernos.

La cubierta de la estación está compuesta por una malla triangular, a modo de tablero de ajedrez, con triángulos alternos de luz y de sombra, que dotan a la estación de luz natural.   Toda esta estructura queda suspendida por nueve grandes arcos, a modo de catenarias ferroviarias colocadas en diagonal, lo que le da un aspecto majestuoso a este gran espacio cuando la miras desde lejos.   Por cierto, nuestro amigo artillero “tsgmo”, colaboró en la fabricación y montaje de esta cubierta.   

Los componentes de esta visita somos todos amigos de nuestro anfitrión, como he dicho antes, de distintas procedencias; había gente de Gallur, pueblo al que esta muy unido Alfonso y en el que tiene muchos y muy buenos amigos, había compañeros de carrera, periodistas, balcanólogos, gente del balonmano, familiares y, en resumidas cuentas, personas que quieren y aprecian mucho a este joven mozo, que quisieron pasar una jornada amena y divertida a la par que cultural por los mundos de ADIF.
 


Continuamos el trayecto en la calle, en la magnifica avenida con su no menos magnifica fuente, que en los días de calor, como el que nos hizo, puede hacer las delicias de grandes y pequeños que se atrevan a pasar entre sus chorros sin temor, o con él, de mojarse para adentrarnos en la “sala de control”, donde pudimos observar el recorrido de la línea Madrid-Zaragoza-Barcelona- Frontera francesa.



Lo primero que visitamos de las instalaciones de la antigua estación fue una sala de conferencias donde Alfonso nos contó porqué son primas hermanas algunas estaciones como la de Caminreal.  El 2 de abril del año 1933 se inauguró el tramo ferroviario conocido como El Caminreal: este tramo de vía comunicaba Teruel y Valencia con Zaragoza; esta vía enlazaba con la línea de Canfranc, recién inaugurada en 1928. La localidad de Caminreal se convirtió en un importante punto ferroviario, encuentro y paso entre el centro de España y el Levante. Llegaron a sus tierras más de 100 empleados ferroviarios que revitalizaron el entorno y revolucionaron el tranquilo pueblo. Contó a partir de entonces la estación del tren con pasos a nivel, coches cómodos para los viajeros, un edificio de la estación bastante llamativo, etc. Si uno se fija en el antiguo edificio de la estación de Delicias y la de Caminreal, se da cuenta del parecido entre las dos, dado que se hizo en la misma época y en igualdad de condiciones.  Los arquitectos fueron Luis Gutierrez Soto y Secundino Zuazo Ugalde.  Como ves, Alfonso, tomamos buena nota de tus explicaciones.
Deciros que las butacas de la sala de conferencias, son las que iban en el antiguo TER.

A continuación pasamos a la sala de control, auténtico cerebro de la línea que enlaza Madrid y Francia.  Tengo que decir que el personal de la sala de control fue encantador y muy amable, ofreciéndonos explicaciones a las preguntas que les hicimos.   Yo no había estado nunca en una sala de control de una estación ferroviaria y la verdad es que en esos momentos me sentí muy importante y entendí la valía que tienen las personas que están al mando de ese panel, que nos explicaba  el recorrido de los trenes desde su salida hasta su llegada a destino.  El gigantesco mural gráfico del puesto de mando refleja, a modo de un esquema de Ibertren, la línea completa y permite saber en tiempo real donde se encuentra  cada tren. Solo hay que fijarse un poco, ya que los tramos ocupados se representan en color amarillo y los libres en verde.

De allí pasamos al despacho de nuestro amigo Alfonso donde pudimos comprobar su amor por los trenes, las maquetas y mapas que decoran y acompañan sus horas de trabajo, que por cierto, su despacho corresponde a la casa donde estuvo Alfonso viviendo en su niñez, en concreto a la cocina, (aun se podían percibir aromas a empanadillas y croquetas).
 


Y por último y como colofón a nuestra visita, estuvimos disfrutando de la sala VIP, donde tomamos, en agradable compañía, unos refrescos y aperitivos.  Además de compartir distendidamente con algunos de los allí convocados, nuestras impresiones sobre la mañana tan agradable que allí habíamos compartido.

Todos disfrutamos mucho con  esta visita y espero que no sea la última que nos prepare nuestro querido amigo Alfonso… ya se acerca Cariñena, a la que espero que no os la perdáis,

Muchas gracias por el interés y el cariño que pones en todo lo que haces.

Un abrazo Alfonso.

Fdo. Nines Brocate Puri